Revista digital de Artes escénicas -Año 9º-

Kaspar Hauser de La Phármaco en los Teatros del Canal

Es maravilloso experimentar cómo Luz Arcas nos adentra en un personaje muy complejo en su interior a pesar de haber sufrido un encierro de diecisiete años, un encierro involuntario que le ha convertido en un ser extraño a la sociedad y para el que la sociedad también es algo extraño. Pero esto último no es lo que le interesa: ella quiere experimentar en sus carnes lo que Kaspar sintió en sus primeras veces, en su primera experiencia con la luz natural, con el mundo exterior, con los animales o con la primera visión de las estrellas. Es impresionante ver el trabajo de fondo que Luz ha imaginado, sentido y realizado a través de su expresión corporal y de la coreografía que nos va sumergiendo en numerosas sensaciones. Luz se convierte en Kaspar enteramente, desde lo más dentro, emanando hacia fuera, como sólo ella sabe a través de su danza, la personalidad de «el huérfano de Europa». Un trabajo de una calidad extrema, de delicada plasticidad y de acertada interpretación que no puede dejar indiferente a nadie y que coloca a la intérprete una vez más en la punta de la pirámide en lo que a danza se refiere.

La composición e interpretación musical de Carlos González también es sobresaliente. Cada acorde acompaña al cuerpo y el cuerpo acompaña a cada acorde de una manera que nos estremece la piel. En definitiva, La Phármaco nos ofrece una oportunidad única para disfrutar de lo más hondo de la danza en un trabajo bello y emocinoante que esperamos que se pueda repetir muy pronto, ya que ha tenido un paso muy breve por Madrid, breve pero muy intenso.

Luis Mª García Grande

 

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